Diciembre 06, 2023

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Israel comenzó al atardecer la celebración de Sucot, la fiesta judía de la alegría, una semana en la que los judíos del país, más del 70 % de la población, comen y rezan en familia dentro de cabañas construidas con madera y hojas de palma.
Sucot en Kfar Etzíon, Gush Etzíon, Israel Foto: Zachi Evenor Flickr vía Wikimedia Commons CC BY 2.0 También conocida como Fiesta de las Cabañas o de los Tabernáculos, Sucot recuerda los cuarenta años que los judíos pasaron en el desierto tras librarse de la esclavitud en Egipto, un periplo en el que, según la Torá o Pentateuco, vivieron en cabañas.
Por ello, en los días previos a Sucot, es habitual ver en Israel a familias comprando tablas de madera y montando estas cabañas improvisadas, llamadas sucás, que recrean las casas en las que sus ancestros vivieron en el desierto y que ahora, en pleno siglo XXI, se decoran también con luces de colores y equipos de los que sale música a todo volumen.
De hecho, durante siete días -que son vacaciones escolares en Israel-, los judíos deben pasar tanto tiempo como puedan dentro de la sucá y recibir ahí a las visitas, algo que viven como un mandamiento, pero también una bendición.
Sucot comienza cinco días después de Yom Kipur, o Día del Perdón, la fiesta más importante del judaísmo basada en el ayuno, el rezo y la introspección, justo lo contrario que Sucot.
La fiesta de los Tabernáculos, que se origina en las festividades agrarias de los antiguos hebreos, que agradecían a Dios la cosecha, se convirtió con el paso del tiempo en una de las tres Fiestas de Peregrinación del judaísmo, junto con Pesaj y Shavuot, en las que los fieles llevaban al Templo de Jerusalén los productos tempranos de sus cosechas.
Los productos típicos de esta festividad, con los que se realizan oraciones concretas, son la hoja de palma (lulav), la cidra, un fruto cítrico similar al limón (etrog); la rama de mirto (hadás) y hojas de sauce (aravot), que los clientes compran estos en los mercados callejeros, muchos de ellos levantados para la ocasión.
Mientras el Israel más religioso ortodoxo celebra esta festividad metidos en sus sucás, el sector más laico festeja Sucot con festivales de música y teatro, actividades culturales, y mercadillos de artesanía por todo el país. EFE
"No podemos dar a los palestinos el poder de veto sobre nuevos tratados de paz con los árabes", proclamó el primer ministro
Benjamín Netanyahu Foto: GPO
El primer ministro, Benjamín Netanyahu, utilizó su tribuna ante la Asamblea General de la ONU para pedir al mundo que ponga a Irán ante «una verdadera amenaza nuclear».
Sin embargo, poco después la Oficina del Primer Ministro aclaró que el primer ministro leyó mal la oración y quiso decir una “amenaza militar creíble”.
Irán, archienemigo de Israel desde hace décadas, no solo está torpedeando sus acuerdos de paz con varios países árabes -argumentó Netanyahu-, sino que ha desarrollado un programa nuclear a pesar del escrutinio del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
«Por encima de todo, Irán debe se puesto ante una amenaza militar creíble. Y mientas yo sea primer ministro de Israel, haré todo lo que esté en mi mano para evitar que Irán consiga armas nucleares», dijo el jefe de Gobierno según el discurso publicado por su Oficina.
Además de las habituales invectivas contra Irán como presunto patrocinador del terrorismo internacional, Netanyahu tendió la mano a los países árabes que han firmado o quieran firmar acuerdos de paz con Israel, y particularmente a Arabia Saudita, con la que se negocia un acuerdo con mediación estadounidense.
«Contando juntos con el impulso del príncipe heredero (saudita) Mohammed Bin Salmán, podemos modelar un futuro de grandes lecciones para nuestros pueblos», dijo, y aprovechó entonces para mostrar un «mapa ideal» de Israel rodeado de países árabes aliados, que sería nexo de unión entre Asia y Europa con un potencian de prosperidad para 2.000 millones de personas, dijo.
Sin embargo, este acercamiento a los países árabes tiene un aguafiestas: según Netanyahu, son los palestinos los que se oponen a la paz con Israel con «su constante demonización del pueblo de Israel», y sobre todo el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbás, y sus «horribles conspiraciones antisemitas contra el pueblo y el Estado de Israel».
Por ello, animó a los estados de la región a avanzar hacia la paz sin estos últimos: «No podemos dar a los palestinos un (poder de) veto sobre nuevos tratados de paz con los árabes», proclamó.
Es más -subrayó-, una extensión de la paz con más estados árabes solo puede «aumentar las esperanzas de paz entre palestinos e israelíes», pues esos posibles nuevos acuerdos harán a los palestinos «abandonar la fantasía de destrozar Israel».
Fuente : Aurora Digital

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