Un grupo de cristianos decidieron regresar a sus pueblos después que islamistas radicales los atacaran y destruyeran sus casa. Ellos aseguran que no se intimidarán y permanecerán firmes en su fe.
A pesar de las medidas dictadas por el gobierno debido a la pandemia del coronavirus en Nigeria, se han reportado varios ataques en el norte del país durante la cuarentena, matando al menos a 27 personas en las últimas tres semanas, incluidas cuatro mujeres y al menos ocho niños.
Los cristianos en el área del gobierno local de Kajuru, en el estado de Kaduna, enfrentan ataques dirigidos por terroristas islámicos hausa-fulani. Los misioneros que trabajan en el país están pidiendo oración por los cristianos desplazados y los valientes que han regresado a sus comunidades casi destruidas, todos enfrentando una grave escasez de alimentos debido a la crisis mundial. Los pastores locales lideran las congregaciones mientras enfrentan una escasez desesperada.
En testimonio a la Misión de Puertas Abiertas, los creyentes locales explicaron qué motivó su coraje para regresar.
"Debemos regresar para que los yihadistas no canten victoria sobre la Iglesia de Jesucristo", explicó uno de ellos.
Los cristianos del país africano enfrentan constantes ataques de los islamistas. El más reciente ocurrió cuando un grupos de hombres armados invadieron las comunidades de Bakin-Kogi, Idanu y Makyali entre el martes por la noche y el miércoles por la mañana. Muchas personas huyeron por sus vidas y se escondieron en el monte.
Los cristianos en la región de Bassa, en el estado de Plateau, también se han enfrentado a ataques de los islamistas Fulani. Cuatro jóvenes perdieron la vida en las primeras horas del domingo en el distrito de Kwal.
Las cuatro víctimas regresaban a Miango de Kwal alrededor de las 9 de la noche cuando fueron interceptados. Los atacantes mataron a tres de los hombres, mientras que el cuarto murió en el Hospital Enos Miango en las primeras horas del lunes. Cuando la comunidad se levantó en defensa propia, los residentes fueron objeto de fuertes críticas por parte de un asentamiento vecino del pueblo Fulani.
La violencia contra los cristianos en Nigeria está aumentando. "Todos los días son las madres y los bebés, los granjeros y los pastores, quienes pierden la vida y son desplazados, y el mundo pasa desapercibido", dice un misionero en la zona.