Marzo 21, 2025
Un marine norteamericano monta guardia tras la explosión en la Embajada de EE.UU. en Nairobi Foto archivo: REUTERS

Agentes israelíes eliminaron a balazos al número 2 de Al Qaeda, hace tres meses, en las calles de Teherán, por encargo de Washington, pero nadie –ni la red terrorista islámica, ni Irán, ni Estados Unidos, ni Israel- quiere reconocerlo públicamente, señala un reporte exclusivo del diario The New York Times.
Abdullah Ahmed Abdullah, alias Abu Muhammad al Masri, era considerado uno de los cerebros del atentado simultáneo con camiones bomba contra las embajadas de Estados Unidos en Nairobi (Kenia) y Dar es Salam (Tanzania), el 7 de agosto de 1998, que dejó un saldo de 224 muertos y más de cuatro mil heridos.
Cuatro oficiales de inteligencia estadounidenses confirmaron al diario que dos agentes israelíes que se desplazaban en una motoneta por la capital iraní se acercaron al vehículo en el que se desplazaba el terrorista y le efectuaron cuatro o cinco disparos de pistola con silenciador, cerca de su vivenda, precisamente en el aniversario del ataque a las embajadas. El reporte añade que en el incidente también falleció su hija Miriam, viuda de Hamza bin Laden, el hijo de Osama bin Laden, que también se encontraba en el rodado.
El FBI había ofrecido 10 millones de dólares por información que condujera a la captura del terrorista.
Abullah, de alrededor de 58 años, nacido en Egipto, era uno de los padres fundadores de Al Qaeda y se consideraba como el primero en la línea de sucesión del actual líder Ayman al Zawahri.
También estuvo involucrado en el atentado en Mobassa, Kenia, en 2002, en el que fueron asesinadas trece personas, entre ellas tres turistas israelíes.
Teniente general H.R. McMaster Foto archivo: Marina de EE.UU. James E. Foehl Dominio Público

El ex consejero de Seguridad Nacional de la Administración Trump, general Herber Raymond McMaster, advirtió durante una entrevista ofrecida a la cadena norteamericana Fox News, que Israel podría atacar a Irán si percibe que existe una amenaza existencial, incluso en los últimos días del gobierno republicano.
McMaster explicó que la concepción del establishment de defensa de Israel se basa en la doctrina Begin que sugiere que el país “no aceptará que un estado hostil tenga las armas más destructivas del Planeta”.
Esta concepción fue llevada a la práctica por primera vez por el ex primer ministro, Menachem Begin, quien ordenó una sorprendente operación para destruir el reactor nuclear iraquí de Osirak, en 1981, cuando en el país árabe gobernaba Saddam Hussein.
La doctrina fue aplicada nuevamente por el primer ministro, Ehud Olmert, que dio luz verde a los aviones israelíes, en 2007, que demolieron las instalaciones nucleares que el presidente sirio Bashar al Assad estaba construyendo en el desierto con la ayuda de científicos norcoreanos.
McMaster le dijo a Fox News que la situación actual se parece a la de 2006, cuando Irán se estaba aproximando a la capacidad nuclear militar e Israel, bajo el gobierno de Olmert, “estuvo por actuar”.
McMaster calificó el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, por sus siglas en inglés), el pacto nuclear con Irán de 2015, promovido por la Administración Obama, de un “desastre político disfrazado de triunfo diplomático”, y que lo único que logró fue envalentonar a la República Islámica y poner grandes cantidades de dinero efectivo en manos de los ayatollahs, al levantar las sanciones. El ex asesor de seguridad nacional sostuvo que Teherán no uso ese dinero para mejorar la economía o las condiciones de vida de la población sino para intensificar la guerra sectaria en la región y aumentar los esfuerzos para desplegar milicias armadas hostiles en las fronteras con Israel.
McMaster advirtió contra un apresurado retorno al plan nuclear con Irán, del que se retiró unilateralmente la Administración Trump en 2017.
Mc Master se refería a los probables designios del presidente electo norteamericano Joe Biden, quien asumirá el próximo 20 de enero, y ha manifestado durante la campaña electoral que su futuro gobierno regresaría a Estados Unidos al pacto nuclear con Irán.
Joe Biden: REUTERS/Kevin Lamarque

Un cambio de la política estadounidense con respecto al programa nuclear iraní podría conducir a una guerra entre Israel y la República Islámica, advirtió el ministro de Asuntos de Colonización Tzachi Hanegbi, durante una entrevista ofrecida al Canal 13 de la televisión,
Hanegbi indicó que no es la política del candidato demócrata Joe Biden sobre los asentamientos, que se supone que será más dura, lo que le preocupa; sino el acuerdo iraní.
“Biden ha dicho abiertamente durante largo tiempo que volverá al acuerdo nuclear” con Irán, en referencia al Plan Integral de Acción Conjunto, del que Estados Unidos se retiró bajo las órdenes del presidente Donald Trump, en 2018.
“Lo veo como algo que conducirá a la confrontación entre Israel e Irán”, expresó el ministro. Hanegbi elogió la política de “máxima presión” de la Administración Trump sobre el régimen iraní, destacando que “funciona y nosotros vemos los resultados”.
En sintonía con la visión del primer ministro, Benjamín Netanyahu, Hanegbi aseveró que al igual que la mayoría de los israelíes, cree que el acuerdo firmado con Irán por la Administración Obama en 2015 fue un error tanto para los intereses de Israel como para los de Estados Unidos.
“Si Biden mantiene esa política”, manifestó Hanegbi, “al final habrá una confrontación violenta entre Israel e Irán”.
Un eventual acuerdo de Trump con Irán, estimó Hanebi podría ser “un argumento diferente impuesto a través de la máxima presión de las sanciones”.

Pacífico Comunicaciones
Victor Villasante
Saeed Khatibzadeh Foto Tasnim News Agency CC BY 4.0
El Ministerio de Exteriores de Irán acusó este jueves a Arabia Saudita de "distorsionar" la realidad para no rendir cuentas por sus crímenes y de cometer "errores de cálculo que han impuesto un alto precio a la región".
Así respondió Irán al discurso del rey saudita, Salman Bin Abdulaziz, en la Asamblea General de la ONU, en el que abogó por "una posición internacional firme ante el intento del régimen iraní de hacerse con armas de destrucción masiva, interferir en los asuntos internos de otros países y patrocinar el terrorismo".
El portavoz de Exteriores de Irán, Saeed Khatibzadeh, rechazó estas acusaciones del rey saudita como "infundadas" y rebatió que es Riad quien aplica "una política de juego de culpas para distorsionar la realidad y no rendir cuentas por sus crímenes".
Khatibzadeh denunció en un comunicado que Arabia Saudita es "la base y el lugar de nacimiento de las ideologías de los grupos terroristas takfiri (extremistas suníes) y el principal apoyo financiero y logístico del terrorismo en la región".
"El apoyo del régimen saudita a la política fallida de Estados Unidos de 'máxima presión' contra Irán y sus intentos de ampliar las relaciones con el régimen sionista usurpador de Israel (...) no solo no han logrado producir ningún resultado para Arabia Saudita sino que la han convertido en una criatura humillada entre los países árabes", subrayó.
Sobre el conflicto en el Yemen, en el que Riad y Teherán respaldan a bandos opuestos, el portavoz criticó que las palabras del rey saudita son "delirantes" y una forma de "eludir la responsabilidad por los crímenes de guerra que ha cometido contra las mujeres y los niños yemeníes".
Bin Abdulaziz acusó en su discurso de ayer a Teherán de apoyar "el golpe de estado" contra el presidente Abdo Rabu Mansur Hadi con su respaldo al grupo rebelde de los hutíes.
El portavoz de Exteriores iraní defendió que la política de su país es impulsar "el diálogo en la región" y promocionar las relaciones con todos los países vecinos".
Arabia Saudita e Irán, las potencias suní y chií que compiten por tener una mayor influencia en Oriente Medio, se responsabilizan con frecuencia de ser el origen de las crisis en la región y de patrocinar el terrorismo. EFE
Central nuclear de Bushehr en Irán Foto: REUTERS/Raheb Homavandi A security official stands in front of the Bushehr nuclear reactor, 1,200 km (746 miles) south of Tehran, August 21, 2010. Iran began fuelling its first nuclear power plant on Saturday, a potent symbol of its growing regional sway and rejection of international sanctions designed to prevent it building a nuclear bomb. REUTERS/Raheb Homavandi (IRAN - Tags: POLITICS ENERGY) Muchos factores contribuyeron al acuerdo de paz entre Israel y Emiratos Árabes Unidos, pero parece que el principal contribuyente fue la firme posición de Israel contra el programa nuclear de Irán y su expansión militar en la región.

Tras la revolución de Jomeini en 1979 el desarrollo de armas nucleares se convirtió en el proyecto insignia de Irán. Este esfuerzo tenía inicialmente la intención de crear un terror disuasivo de cara al proyecto iraquí de armas nucleares, pero incluso después de la derrota de Irak en la Guerra del Golfo de 1991 y el derrocamiento del régimen de Saddam Hussein (2003), Teherán continuó desarrollando armas nucleares como un medio para lograr sus ambiciones imperialistas en el Medio Oriente y más allá.
Desde sus inicios, el régimen de los ayatolás ha apodado Estados Unidos e Israel, que tenían estrechos vínculos con el régimen del depuesto shá, como "Gran Satán" y "Pequeño Satán", respectivamente. Con excepción de la administración Obama, Washington y Jerusalén han cooperado durante mucho tiempo en el esfuerzo por frustrar las ambiciones nucleares y los designios imperialistas de Irán en la región.
Los Estados del Golfo árabe, por su parte, están preocupados por el régimen islamista de Teherán, que ha tratado repetidamente de socavar sus regímenes y que codicia sus vastos campos de petróleo y gas. El 12 de mayo de 2019, por ejemplo, cuatro buques mercantes fueron saboteados cuando atracaron en las aguas territoriales de EAU. Aunque Irán se abstuvo de asumir la responsabilidad, el incidente recibió una amplia cobertura en los medios de comunicación iraníes, que afirmaron que entre siete y diez petroleros, incluidos los barcos de propiedad saudí, sufrieron graves daños en el ataque. Aproximadamente un mes después dos petroleros fueron atacados en el Golfo de Omán.
Luego, el 14 de septiembre, los campos petrolíferos sauditas fueron atacados por vehículos aéreos no tripulados y misiles de crucero, un asalto que, según Riyadh, provocó una caída del 50% en su producción de petróleo y sacudió el mercado energético mundial. Aunque la milicia huti de Teherán se atribuyó la responsabilidad del ataque, fuentes occidentales creen que se llevó a cabo desde territorio iraní. Otra fuente de preocupación son los intentos de Irán de tomar el control del Golfo Pérsico, que los ponen en conflicto directo con Estados Unidos.
Estos hechos recuerdan un poco a la ocupación de Kuwait por Irak en agosto de 1990, después de que acusó al emirato de robar petróleo de campos en el sur de Irak. Y aunque el ejército iraquí fue expulsado de Kuwait a principios de 1991 por una coalición internacional liderada por Estados Unidos, hay pocas dudas de que, si acaso el programa de armas nucleares de Irak se hubiera materializado en ese momento, la historia habría sido muy diferente. Del mismo modo, no hay duda de que la adquisición de armas nucleares por parte del régimen islamista en Teherán tendría consecuencias de gran alcance en Medio Oriente y más allá.
Sin embargo, no fue solo la amenaza nuclear iraní lo que llevó a EAU a un acuerdo de paz con Israel. Aunque el ejército del emirato es considerado la cuarta fuerza más poderosa de la región, tanto en términos de su doctrina de guerra, que adquirió en EE. UU., Gran Bretaña y Francia, como en el armamento a su disposición, Emiratos Árabes Unidos (y el resto de las monarquías del Golfo) consideran Israel una potencia regional militar y tecnológica, cuya ayuda y apoyo deben procurarse.
Para Israel, el acuerdo es un avance de gran importancia estratégica que también contiene un enorme potencial económico. También puede llevar muy pronto a abrir la paz con Omán y Bahrein. Para la administración Trump, que negoció el acuerdo, es un logro histórico de política exterior, de particular valor en un año electoral. También se ajusta a la política de Washington de posicionar Israel como un factor estratégico estabilizador en el Medio Oriente.
No hay duda de que el acuerdo es un duro golpe para el régimen de Teherán. Es el último de una serie de reveses, desde el colapso económico, debido a las sanciones estadounidenses y la pandemia del coronavirus, pasando por las misteriosas explosiones en instalaciones estratégicas en territorio iraní, hasta la explosión masiva en el puerto de Beirut, que podría tener consecuencias adversas de gran alcance para su apoderado, Hezbolá.
Fuente: BESA Centro Begin-Sadat de Estudios Estratégicos
El teniente coronel (res.) Dr. Raphael Ofek, es investigador asociado del Centro BESA, es experto en el campo de la física y la tecnología nucleares que se desempeñó como analista senior en la comunidad de inteligencia israelí.

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Victor Villasante

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