Abril 18, 2024
¿Quién llevó a EE.UU. a la luna? Una rara colaboración de científicos judíos y ex-nazis.
A la izq. Abraham Silverstein – A la der. Wernher von Braun – Fotos: Wikipedia – Dominio Público Primera parte.
Sin dudas, la colaboración entre alemanes y judíos fue esencial para los alunizajes del Apolo y en gran parte del plan de disuasión nuclear de EE.UU. Así empieza esta historia increíble: En los primeros días del programa espacial americano, dos hombres se encontraron con una botella de Jack Daniel’s en el hotel Hay-Adams frente a la Casa Blanca. Era alrededor de 1959, cuando el futuro del joven programa espacial americano estaba nublado por desacuerdos tecnológicos. Por un lado de la botella, estaba Wernher von Braun, el genio de la ingeniería que había desarrollado el primer misil balístico del mundo para Adolf Hitler durante la Segunda Guerra Mundial. Una vez fue miembro del Schutzstaffel de Hitler, o SS, pero ahora dirigía el Centro Marshall de Vuelos Espaciales de la NASA en Huntsville, Alabama. Al otro lado se encontraba Abraham Silverstein, quien había crecido en una familia judía pobre en Indiana. Era el jefe de vuelos espaciales de la NASA y más tarde se convirtió en director del Centro de Investigación Lewis de la NASA en Cleveland. Un ex nazi y un judío americano. Poco más de una década los separaba del Holocausto.
Durante la era de Apolo y la llegada del hombre a la Luna, que llevó a los americanos a la luna seis veces entre 1969 y 1972, la NASA se llenó de científicos judíos y un gran grupo de alemanes que habían trabajado para Adolf Hitler antes y durante la Segunda Guerra Mundial. El hecho de que los dos grupos fueran capaces de trabajar codo a codo es algo por lo menos sorprendente.
Frente a Von Braun y Silverstein , que eran dos de los mejores ingenieros de cohetes de Estados Unidos, se presentaron muchas decisiones críticas, incluyendo el tipo de combustible que se necesitaría para llevar a los astronautas a la Luna. Von Braun quería que la segunda y la tercera etapa del poderoso cohete Saturno V se alimentara de queroseno, un combustible que conocía de sus días en Alemania. Allí, lideró el desarrollo del misil V-2 alimentado con alcohol con el que se bombardeó Londres.
Silverstein había guiado su investigación en Lewis sobre el uso de hidrógeno líquido, un combustible mucho más potente que nunca antes se había utilizado en un cohete. Estaba seguro de que tal salto tecnológico era necesario para el largo viaje lunar.
Un observador recordó más tarde que los hombres se midieron unos a otros como “fieras”. Dos de los más importantes expertos en cohetes de la nación se vieron atrapados en una disputa técnica de enorme importancia que giraba en torno a un enfoque de ingeniería cauteloso frente a uno audaz para los futuros viajes espaciales. Sus vastas diferencias personales fueron dejadas de lado.
Wernher von Braun se resistió a la defensa que hizo Abraham Silverstein de los motores de cohetes alimentados con hidrógeno en el Saturno, pero más tarde reconoció que su colega judío tenía razón y envió una nota firmada después de un exitoso lanzamiento en 1967. Cuando el primer Saturno con etapas alimentadas con hidrógeno fue probado el 9 de noviembre de 1967, Von Braun envió una fotografía del lanzamiento con una nota manuscrita: “Al Dr. Abe Silverstein cuyo trabajo pionero en la tecnología del hidrógeno líquido allanó el camino del éxito actual – Wernher von Braun”.
Los ingenieros de la era Apolo, los historiadores espaciales, los hijos de los ingenieros, los líderes religiosos y los analistas políticos dicen que la tranquila colaboración se basó en el respeto intelectual, en la creencia en la redención y en una asociación forjada en beneficio de la nación.
Fue una época en la que los juicios morales pasaron a un segundo plano ante un compromiso profundamente arraigado con el futuro de los viajes espaciales y el apoyo a los objetivos nacionales.
Los hijos de los alemanes y los judíos dicen que nunca se habló en casa de resentimientos o intolerancia. En cambio, sus padres se centraron en el monumental desafío de la misión lunar. Los registros históricos de la NASA cuentan la misma historia.
“Mi padre dijo que la NASA fue construida por judíos, nazis y gente ordinaria”, recuerda Reuben Slone, hijo del ingeniero de la NASA Henry Slone, miembro de la comunidad judía de Cleveland.
La historia de esa colaboración apenas se ha escrito, si es que se ha dicho algo. Según los historiadores espaciales, aunque sí hay mucha narrativa sobre los científicos alemanes se ha escrito muy poco de los científicos judíos.
Después de la rendición a las fuerzas de EE.UU. al final de la Segunda Guerra Mundial, los científicos e ingenieros alemanes realizaron investigaciones sobre misiles para el ejército y más tarde jugaron un papel clave en el programa Apolo.
En los últimos años, un análisis más profundo se ha centrado en la decisión de Estados Unidos de traer a 125 científicos e ingenieros de cohetes alemanes a EE.UU. después de la Segunda Guerra Mundial bajo un programa secreto aprobado por el presidente Truman y denominado en código Operación Paperclip.
Los historiadores han investigado hasta qué punto los científicos alemanes fueron cómplices en el desarrollo de una fábrica subterránea cerca de Nordhausen que produjo el V-2, el primer misil balístico guiado de largo alcance del mundo.
En ella trabajaban prisioneros del cercano campo de concentración de Mittelbau-Dora, que albergaba a combatientes de la Resistencia franceses y belgas, junto con rusos, polacos y otros eslavos, según el curador principal del Smithsonian (Centro de Educación e Investigación que posee además un complejo de museos asociado), Michael Neufeld, uno de los principales autores sobre los científicos alemanes.
La fábrica estaba controlada por el ministerio de armamento nazi y la organización paramilitar SS, dijo Neufeld, pero varios de los ingenieros del V-2 fueron testigos de las condiciones inhumanas que llevó a la muerte a unos 20.000 prisioneros.
El conocimiento de esas condiciones, pero sin haber participado, no constituiría crímenes de guerra, señaló Eli Rosenbaum, el veterano cazador de nazis del Departamento de Justicia. Pero en algunos casos, las autoridades militares estadounidenses hicieron un mal trabajo al investigar a los científicos alemanes, declaró.
Gran parte de la historia de la fábrica subterránea se mantuvo en secreto para el público americano hasta los años 70. El ejército estadounidense decidió que era fundamental para la seguridad nacional reclutar discretamente a los científicos alemanes, basándose en el temor de que el líder soviético Josef Stalin desarrollara primero misiles de largo alcance con ojivas atómicas y los utilizara de forma preventiva contra Occidente.
Una cosa también unió a muchos de los judíos y alemanes de la NASA: un odio mutuo al comunismo.
Hay un amplio acuerdo en que la colaboración entre alemanes y judíos fue esencial para los alunizajes del Apolo y gran parte de la disuasión nuclear de EE.UU.
La segunda parte se editará el 28 de setiembre y la tercera y última parte el 30 de septiembre.
Fuente: Grupo de Facebook Personalidades judías de todos los tiempos. Compilado por Raúl Voskoboinik.
Fuente : Aurora Digital
Pacífico Comunicaciones
Victor Villasante
Mansión donde tuvo lugar la Conferencia de Wannsee Foto: Meisterhaui Pixabay El 20 de enero de 1942, en una mansión de Wannsee, al suroeste de Berlín, quince miembros del gobierno de Adolf Hitler acordaron en solo 90 minutos el plan organizativo de la “Solución Final al Problema Judío”, la decisión definitiva sobre lo que se conocería como el Holocausto. La villa albergó hace 78 años lo que se conoce como la Conferencia de Wannsee y el lugar es ahora un Centro de Formación y Lugar Conmemorativo, que acaba de inaugurar una exposición que cuenta la historia de uno de los mayores puntos de inflexión en los métodos de asesinato sistemático del régimen nazi. La decisión de llevar a cabo estos asesinatos, sin embargo, no se tomó en aquella reunión, como explica la directora del departamento educacional de la Casa de la Conferencia de Wannsee, la doctora Elke Gryglewski. "La decisión para el asesinato sistemático ya fue tomada antes, supuestamente en algún momento del otoño de 1941. Ya existían todos los elementos que son parte del asesinato sistemático: los fusilamientos en masa, las deportaciones, también los primeros campos de exterminio ya existen”. "Por eso cuando esta reunión tiene lugar la meta es la organización”, puntualizó. “Implementar la distribución de trabajo entre los diferentes ministerios y también discutir la pregunta de cómo van a ser afectados los hijos de parejas judías y no judías." La toma de estas decisiones era muy importante para el gobierno alemán, que a comienzos de 1942 todavía esperaba acabar pronto la guerra, por lo que el encargado para organizar y llevar la reunión fue un general de las SS, Reinhard Heydrich. Una vez resueltos todos los detalles, las decisiones tomadas durante esos 90 minutos en Wannsee no tardaron en hacerse efectivas por el resto de Europa. “La organización acordada aquí se implementa rápidamente; después de la conferencia se construyen los campos de exterminio que aún no existían dentro de campos de concentración que ya existen, se construyen las cámaras de gas y a partir del verano de 1942 empiezan las deportaciones sistemáticas por toda Europa”, explicó Gryglewski. UN LUGAR PARA EL DESCANSO DE LAS SS El lugar elegido para la conferencia fue esta villa a las afueras de Berlín: una mansión a las orillas de un lago y rodeada de naturaleza, en una zona de vacaciones de la clase alta berlinesa. La casa fue vendida en 1940 a una fundación creada por el propio Heydrich, y utilizada hasta el final de la guerra como vivienda y lugar de recreo para oficiales de las SS. Con espacio suficiente en sus tres pisos, amplios jardines y la facilidad de llegar en algo menos de una hora al centro de Berlín, esta casa fue el lugar idóneo para compaginar este servicio casi hotelero con el trabajo institucional que los altos mandos de las SS debían hacer. Aunque allí tuvieron lugar muchas conferencias, esta es sin duda la más importante y recordada por las consecuencias que acarreó para los judíos de toda Europa. MEMORIA HISTÓRICA DE LA CASA DE WANNSEE Allí se encontraron, ya al haber acabado la guerra, los documentos que probaban la verdadera relevancia de la conferencia, pero no se les dio mucha importancia y la casa se convirtió en un centro de recreo para niños hasta 1988, cuando por fin se toma la decisión de convertirlo en lugar conmemorativo. "Durante ese periodo ya había esfuerzos de sobrevivientes como el historiador judío Joseph Wulf", explicó Gryglewski, "que ya en 1964 quiso instalar aquí un centro internacional de documentación para dar la posibilidad a quien quiera de investigar al régimen nazi". Sin embargo, el historiador se encontró con la reticencia del gobierno, ya que por aquel entonces, explicó Gryglewski, "aún había muchos ex nazis en puestos gubernamentales, y no se quería hacer un centro de documentación como este". "Lo que es trágico es que Joseph Wulf, cuando ve que su iniciativa no se cumple y está claro que no se va a cumplir, se suicida en 1964, lo que nos muestra lo difícil que habría sido vivir en esas primeras décadas de la posguerra, en una sociedad que todavía estaba muy dominada por las ideas y por las personas del régimen nazi." La historia de Wulf, así como la de la propia casa y de la sociedad de la época, han sido incluidas en la nueva exposición junto con la información y documentos que se han podido recuperar de la reunión. Con todos estos elementos, espera Gryglewski, los visitantes podrán tener una visión global de lo que ocurrió en la conferencia de la Casa de Wannsee, que en tan solo una hora y media marcaría tan drásticamente la historia de Europa y del mundo. EFE
Albert Einstein fue, sin lugar a dudas, el científico más conocido e influyente del Siglo XX. Sus obras y teorías siguen guiando al mundo científico y han permitido una parte significativa de los avances que utilizamos hoy en día.
La Universidad Hebrea de Jerusalén reveló este miércoles una colección de 110 páginas de manuscritos de Einstein que en su mayoría no habían sido exhibidos en el pasado y que ayudan a entender mejor al científico y al hombre detrás de la ciencia. Einstein fue uno de los padres fundadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén que, según afirma la oficina de prensa de la universidad, "para él representaba un compromiso combinado de identidad judía, búsqueda de la verdad y respeto por los derechos humanos". Einstein legó sus escritos personales y científicos a la universidad y de esta forma nacieron los "Archivos de Albert Einstein".

En la nueva colección de manuscritos se puede encontrar por ejemplo una carta de Einstein a su hijo Hans Albert que estaba viviendo en Suiza en 1935. Einstein expresó su preocupación por la complicada situación en Europa y la llegada de los Nazis en Alemania: "Leí con cierto temor de que hay un gran movimiento en Suiza, instigado por los bandidos alemanes. Pero creo que incluso en Alemania las cosas están cambiando lentamente. Esperemos solo que no tengamos primero una guerra en Europa.. El resto de Europa está comenzando finalmente a tomarse el asunto en serio, especialmente los británicos. Si se hubieran involucrado con fuerza hace un año y medio hubiera sido mejor y más fácil".

Además entre los manuscritos hay 84 páginas de de derivaciones matemáticas de entre 1944 y 1948 lo que "nos brinda un acercamiento directo y sin editar de los trabajos de una de las mentes más creativas de la historia de la ciencia".

Especialmente curiosa es la correspondencia publicada entre Einstein y su amiga Michelle Besso. Además de varios intercambios científicos, las cartas contienen varios comentarios sobre temas familiares y de identidad judía.

"Seguramente no irás al infierno, incluso si te bautizaste", escribe Einstein a Besso que se había convertido al cristianismo. "Como no judía, no estás obligada a aprender el lenguaje de nuestros padres mientras yo como "santo judío" me debería sentir avergonzado del hecho de que sé casi nada de hebreo. Pero prefiero sentirme avergonzado que aprenderlo", broméo Einstein. Los Archivos Albert Einstein de la Universidad Hebrea de Jerusalén contienen más de 80.000 artículos incluyendo manuscritos, cartas, fotografías, diplomas y medallas. Estos artículos acercan aún más al público no solo los logros científicos de Einstein sino también sus actividades públicas y su vida privada.

Pacifico Comunicaciones

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