Octubre 01, 2023
En un hotel colmado de refugiados ucranianos al norte de Tel Aviv y en ocasión del día en recuerdo de las víctimas del Holocausto, Giandi Dubin, sobreviviente del sitio de Mariúpol, relata las dos veces que la guerra destrozó su vida. Consecuencia del bombardeo del hospital de niños de Mariupol, 9 de marzo de 2022 Foto ilustración: Armyinform.com.ua vía Wikimedia Commons CC BY 4.0 Perseguido por los nazis recién nacido y, con 81 años, bombardeado por los rusos.
«Cuando la guerra comenzó, y los rusos empezaron a bombardear Mariúpol con saña, no podía creer estar en ese estado de desamparo y angustia que provoca una guerra otra vez», cuenta Dubin, quien hace solo díez días que salió de Ucrania y por fin se siente a salvo en Israel.
Dubin muestra con orgullo su carné de la Conferencia de Claims que le acredita como sobreviviente del Holocausto. Nació en 1941, en un sótano de la antigua Stalingrado (actual Volgogrado en Rusia), a donde sus padres fueron evacuados desde Mariúpol cuando los nazis acechaban esa ciudad que siempre albergó una notable comunidad judía.
«Mi padre trabajaba en la fábrica metalúrgica de Mariúpol, que era estratégica y vital para el Ejército rojo, por lo que evacuaron a toda la plantilla y sus familias en Stalingrado para que la fábrica siguiera funcionando», explica Dubin en el hotel Park de Netanya, en la costa del centro de Israel, donde vive temporalmente con otros refugiados ucranianos judíos.
MEMORIA HISTÓRICA
Dubin es el protagonista del encuentro «Zikaron BaSalon» (Memoria en el salón), para contar su historia de supervivencia, una iniciativa que se repite desde hace once años en esta fecha, cuando Israel se pone de luto en el Día en Recuerdo de las Víctimas del Holocausto, que comienza el atardecer del 27 del mes nisán del calendario hebreo.
Este año recuerdan a los 2,7 millones de judíos exterminados en la antigua Unión Soviética, del total de 6 millones que murieron en el Holocausto.
Dubin prosigue su relato emocionado sobre la primera vez que la guerra le obligó a huir, cuando todavía estaba en el vientre de su madre. Ella estaba al final de su embarazo cuando salieron de Mariúpol, tras poner a salvo a sus dos hijos mayores mandándolos al Cáucaso con la abuela. Años después supieron que los nazis los mataron.
De Stalingrado fueron a Siberia y, no fue hasta 1948, ya terminada la II Guerra Mundial, que regresaron a Mariúpol, en la costa del mar de Azov.
«Allí crecí y tuve una vida feliz. Me casé, tuve una hija de la que estoy muy orgulloso, trabajé como profesor de física en la universidad y compré una linda casa unifamilar en un barrio residencial a las afueras de Mariúpol», resume Dubin.
«Hasta que llegó otra guerra», puntualiza después de una larga pausa para pasar a contar el infierno del cerco ruso a Mariúpol, el capítulo más cruento de la guerra en Ucrania, donde se estima que han muerto más de 20.000 civiles y 100.000 siguen atrapados bajo las bombas.
«Era una ciudad llena de vida, parques y zonas verdes. Hoy todo es gris de ceniza y ruinas», lamenta Dubin sobre la devastación de Mariúpol, «ciudad inundada de cadáveres hoy otra vez, como ya pasó hace 80 años».
«Es el mismo estado de desamparo que vivieron mis padres hace 80 años. Rezo para que la guerra termine y nadie tenga que vivir algo así nunca más», señala.
INFIERNO EN MARIÚPOL
Dubin, su esposa Valentina y su hija Tatiana se escondieron en el sótano de casa el 25 de febrero, cuando comenzaron los bombardeos, hasta el 5 de marzo. «Mi hija se dio cuenta de que los bombardeos seguían un patrón temporal y había 40 minutos entre bombas. Ese día, después de un bombardeo nos dijo que era el momento de huir».
El matrimonio no quería pero Tatiana les convenció. Fueron en su coche a casa de unos familiares en el centro de la ciudad, que entonces era seguro. Pero los ataques rusos llegaron ahí también y el 15 de marzo, todos -un total de siete personas- huyeron de nuevo en ese mismo coche.
«No teníamos nada que comer. En cuanto logramos escapar, paramos el coche y mi hija hizo una sopa con lo que encontramos por el campo y agua de lluvia», recuerda, hasta que llegaron a un improvisado campo de evacuados, donde escaseaba la comida y durmieron en el suelo en sacos muertos de frío.
Su mujer había memorizado el número de una línea de ayuda de la organización judía Chesed y llamaron inmediatamente. Les pidieron que viajaran hasta Zaporiya, donde les habían reservado un hotel. «Fue la primera vez en semanas que pude dormir, comer bien y beber agua potable». señala Dubin.
Luego siguió un periplo por Dnipro y Vinytsia hasta que voluntarios de Chesed les informaron de que el 18 de abril, hace solo 10 días, un coche les llevaría a la frontera con Polonia -él y su mujer la tuvieron que cruzar en silla de ruedas porque no tenían fuerza para caminar- y de ahí a Varsovia. Al día siguiente tomaron un avión a Israel.
«Ahora me siento a salvo, vuelvo a tener esperanza y un hogar», indica Dubin, agradecido por la segunda oportunidad que le brinda Israel, «una nación judía fuerte con la que no pudieron contar sus padres» que ha acogido a 16.000 refugiados ucranianos judíos. EFE
Cada vez van quedando más claros los objetivos estratégicos de Rusia en esta guerra de agresión contra Ucrania. A continuación, los detallamos descriptivamente.
Aunque el desgaste de Rusia cada día que pasa es mayor, en términos de desprestigio internacional y de proyección global de su liderazgo, pero también en costes militares y humanos, las tácticas y métodos empleados por Rusia, así como sus acciones sobre el terreno, van dejando cada vez más meridianamente claros cuáles son los verdaderos objetivos de Moscú en esta guerra. Aniquilar económicamente a Ucrania. Está claro que Rusia pretende destruir la estructura económica de Ucrania, tal como se está comprobando con sus ataques a objetivos civiles y económicos, así como contra sus infraestructuras, de tal forma que el país tardará años en reponerse de la guerra y reconstruir lo destruido. Los ataques a las ciudades, como han hecho las fuerzas rusas en Mariúpol y Bucha, están provocando graves daños a la población civil, causando numerosas víctimas, y también a la economía de las mismas. Una Ucrania devastada, piensan los estrategas del Kremlin, será un paseo militar a la hora de controlar el Donbás e iniciar el proceso de partición del país, pero el cálculo, tal como se está viendo hasta ahora, puede resultar erróneo a tener de la numantina resistencia de los ucranianos y la llegada de importantes pertrechos militares a las fuerzas de este país.

En la nueva guerra híbrida de Rusia contra Europa, provocar una catástrofe humanitaria para desestabilizar a la Unión Europea y al continente. Para Moscú, los civiles no cuentan en esta campaña militar y los efectos colaterales, en términos humanitarios, no tienen ninguna importancia, sino más bien lo contrario: ayudan a su objetivo último que pasa por la destrucción total de Ucrania como actor internacional. Es más, es un objetivo militar de esta guerra el provocar una catástrofe humanitaria en las fronteras de Ucrania con sus vecinos para desestabilizar la región y, de paso, a la odiada Unión Europea (UE), que tendrá que dedicar ingentes fondos y recursos humanos para paliar la crisis provocada por los rusos en su acción contra Ucrania. Cuantos más civiles ucranianos salgan del país, mejor para Rusia, que así ve consumada su acción desestabilizadora más allá del territorio ucraniano ahora en guerra.
Crear un corredor territorial desde el Donbás hasta la frontera de Ucrania con Moldavia. Si observamos un mapa de la guerra en Ucrania, veremos que ahora casi todas las acciones militares rusas se producen en la zona del Donbás y alrededores. La caída de la estratégica y portuaria ciudad de Mariúpol contribuiría a crear ese gran corredor territorial que uniría al Donbás con la anexionada Crimea, para después, llegado el caso, atacar Odesa y alrededores para consumar el gran corredor desde esta región ahora en manos rusas hasta la frontera de Ucrania con Moldavia. Si este objetivo se cumpliera, no cabe duda que estaríamos ad portas de que el conflicto se extendiese más allá de Ucrania y el anhelo, por parte rusa, de unir a este corredor con la ocupada región de Transnistria en Moldavia -ahora en manos del XIV Ejército ruso- sería otro posible objetivo estratégico en esta guerra.
Controlar el mar Negro y cerrar el mar Azov a Ucrania. Desde el año 1991, en que ocurrió la implosión de la extinta Unión Soviética, Rusia ha mostrado claramente su interés por tener una salida al mar Negro y controlar militarmente un espacio que considera como suyo desde los tiempos de Catalina la Grande. Primero provocó violentamente la independencia de Abjasia, que era una región de la nueva Georgia independiente, y después reconoció la independencia de esa “república”. Los georgianos perdieron las dos guerras por intentar conquistar Abjasia, tanto en 1992 como en el 2008, y en su lugar los rusos se hicieron con el control de la misma, ocupando también la importante ciudad portuaria de Sujumi, un “balcón” estratégico ruso al mar Negro en la actualidad.

Después Rusia, en el año 2014, alentaría la independencia de Crimea para, a renglón seguido, proceder a la anexión de la misma, aprovechando el vacío de poder de Ucrania en una de sus muchas crisis políticas. Ahora, si cae Mariúpol, algo que parece solo cuestión de tiempo a tenor de la desproporción de fuerzas debido a la superioridad rusa, y se crea el corredor territorial entre el Donbás y Crimea, el mar Azov quedará definitivamente cerrado a cal y canto para los ucranianos.
La partición de Ucrania. Este un objetivo fundamental de la política exterior rusa desde el año 2014, en que se anexionó violando el derecho internacional a Crimea y provocando la secesión de los territorios del Donbás en la frontera entre Ucrania y Rusia, comenzando la guerra civil entre las fuerzas ucranianas y los separatistas de esa región. Después, siguiendo el mismo guion que el utilizado en Crimea, Rusia reconocería la independencia del Donbás antes de ocupar una buena parte de Ucrania en la actual guerra contra dicho país. El objetivo final será dotar a esta región de una suerte de reconocimiento al estilo del que gozan las ocupadas Abjasia y Osetia del Sur en Georgia, regiones financiadas, tuteladas y apadrinadas por Moscú que, aunque no gozan del reconocimiento internacional, sobreviven como entidades políticas separadas y soberanas.
Neutralizar a la periferia. Está claro que esta guerra no solamente va contra Ucrania, sino que Rusia ya ha expresado claramente su oposición a que países como Armenia, Georgia y Moldavia, las tres antiguas repúblicas ex soviéticas, pasen algún día a integrarse en la UE y la OTAN, las dos bestias negras del sátrapa de Moscú, Vladimir Putin.
En los tres casos, Rusia tiene presencia militar y así goza de capacidad de maniobra para desestabilizarlas: en Armenia desde el 2021 hay un contingente del Ejército ruso que opera como fuerza para el mantenimiento de la paz entre dicho país y Azerbaiyán en la región de Nagorno Karabah tras la humillante derrota de los armenios en una corta guerra ganada por los azeríes; Georgia fue atacada entre 1991 y 1992, tal como se explicó antes, por fuerzas secesionistas de Abjasia y Osetia del Sur, en una guerra perdida por los georgianos y que colocó a estas regiones bajo la égida de Moscú; y, finalmente, en Moldavia el XIV Ejército ruso apoyó activamente a los secesionistas de Transnistria y provocó la creación de esta entidad política no reconocida internacionalmente y separada de Moldavia. La neutralización de estos tres países, en el sentido de imponerles un veto en sus aspiraciones atlantistas y europeístas, es otro de los objetivos de Moscú en esta guerra, un objetivo que parece logrado dada la trágica experiencia ucraniana en este sentido. Nadie volverá a desafiar al oso ruso, lección aprendida para todos.
Fotos del autor: Tiflis, Chisinau, Yerevan Fuente : Ricardo Angoso Aurora Digital

Pésaj – Pascua

Abril 16, 2022
Este año quiso que ambas celebraciones coincidieran, pero en verdad la una está asentada en la otra.
Monte Sinaí – Foto: Wikipedia – Dominio Público Dra. Bejla Rubin
Ahora pues, oh Israel, oye los estatutos y derechos que yo os enseño para que los ejecutéis, y viváis y entréis y poseáis la Tierra que Jehová, el Dios de vuestros padres te da. (Deuteronomio capítulo 4, Antiguo Testamento)
Es el encuentro de dos líderes judíos bregando por la transmisión a su pueblo la libertad y el amor entre los unos y los otros.
Jesús, rabí, sentado junto a sus discípulos, festejando Pésaj, no sabiendo que ésa sería su última cena. Su transmisión siempre estuvo inspirada en su maestro Moisés, y ambos se ocuparon por mejorar las condiciones de vida de sus semejantes.
Moisés se reencontró a si mismo en la soledad de la montaña de Sinaí y es precisamente allí donde escribe el decálogo, lo que sería el estamento de convivencia en libertad a transmitir a un pueblo que debía ser renovado, rescatado de la esclavitud, de su pensamiento temeroso y sometido a los mandatos de un tirano, el Faraón de Egipto.
El otro judío, nos referimos a Jesús, también se reencontró a si mismo en la soledad del desierto y da su último sermón en la montaña, congregando a una multitud a que sea libre del yugo romano. Esto le costó la vida dado que lo crucificaron como un ladrón, y con ese acto vil se habría de establecer el paradigma de una nueva religión, la cristiana, pero embebida de las enseñanzas del judaísmo dado que el creador de la nueva religión fue otro judío, al igual que su maestro Moisés, que a pesar de que los separaba 1.400 años de Historia, ambos defendían y bregaban por un mundo mejor sostenido de los ideales de libertad, igualdad, amor y aceptación de las diferencias.
La paradoja es que con el establecimiento de esta nueva religión con raíces judías, habría de nacer un nuevo afecto llamado: antisemitismo, siendo de esta manera el judío el nuevo y constante chivo expiatorio de la Historia hasta el presente. Cada vez que no funcionan las economías, cuando cunden las pestes, las sequías o las inundaciones, el “vil judío” es el responsable de todas las catástrofes mundiales. Y a pesar de que fueron encerrados en ghettos, marcados con una banda amarilla, color de la peste, cobrados impuestos de más por su sola existencia, matando a sus hijos, igual no alcanzaba para pagar la eterna culpa de seguir siendo judíos. En Polonia que albergaba la mayor cantidad de judíos de Europa, después de cuatro siglos de cebarse de ellos, se llevaron a cabo los hechos atroces de 1648, pues durante la sublevación de los cosacos medio millón de judíos fueron sacrificados. Tal fue su frenesí de cebarse con sangre judía que el punto culminante fue cuando las criaturas judías eran arrojadas en zanjas y enterradas vivas. Como se establece aquí, Hitler fue un fiel alumno y admirador en cuanto a maltratos y masacres de judíos se trata. No hubo de inventar nada nuevo, tan sólo perfeccionó el método. Vendrían las cámaras de gas, los pogromos en Rusia y Ucrania, hoy los terroristas palestinos que masacran a los israelíes a pesar de que éste pueblo hubo de nacer del mismo padre llamado Abraham y su sierva Hagar, igualmente somos tratados como plagas, insectos y ratas a exterminar, no obstante, en esta fiesta en la que celebramos la libertad, decimos una y otra vez a viva voz: Aún estamos acá. Jag Ha Pésaj Saméaj, Am Israel Jai!!!
Una alineación cósmica reveló una gran fuente de luz en los primeros 1.000 millones de años del universo después del Big Bang. E Israel tuvo mucho que ver.
Imagen de la estrella Eärendel altamente magnificada. Foto cortesía de NASA/ESA, Brian Welch (JHU), Dan Coe (STScI)/procesamiento de imágenes por NASA/ ESA, Alyssa Pagan (STScI) Por Redacción ISRAEL21c en Español
La estrella más lejana jamás vista fue detectada esta semana por el Telescopio Espacial Hubble en una colaboración que incluye investigadores de la Universidad Ben Gurion de Israel.
Se estima que el astro recién detectado, llamado Eärendel (“estrella de la mañana” en inglés antiguo), tiene al menos 50 veces la masa del Sol y es millones de veces más brillante.
Eärendel está tan lejos que su luz tardó 12.900 millones de años en llegar a la Tierra. De acuerdo con los astrónomos, aparece como cuando el universo tenía solo el siete por ciento de su edad actual. Ese momento es el redshift 6.2. (el corrimiento al rojo se refiere al hecho de que a medida que el universo se expande, la luz de los objetos distantes se desplaza a longitudes de onda más largas y rojas a medida que viaja hacia la Tierra).
“Al principio no lo creímos porque estaba mucho más lejos que la estrella de desplazamiento al rojo más distante”, afirmó el astrónomo Brian Welch de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, autor principal del artículo que describe el descubrimiento, publicado en la revista Nature.
La estrella récord anterior a Eärendel fue detectada por Hubble en 2018 y existía cuando el universo tenía unos 4.000 millones de años, o el 30 por ciento de su edad actual, con un corrimiento al rojo de 1,5.
El nuevo hallazgo se realizó a partir de datos recopilados durante el programa Relevamiento de Grupos de Lentes de Reionización (RELICS) del Hubble, dirigido por el coautor Dan Coe en el Instituto de Ciencias del Telescopio Espacial (STScI).
Por su parte, el profesor Adi Zitrin de la Universidad Ben-Gurion -uno de los investigadores principales del estudio- explicó que una alineación cósmica de un cúmulo masivo de galaxias entre la Tierra y la estrella distante magnificó al astro al menos unas miles de veces. Los cuerpos masivos, indicó, doblan el espacio-tiempo de tal manera que efectivamente crean una lente en el cielo.
“El fenómeno de la lente abre una puerta para aprender sobre la materia oscura y las galaxias distantes”, dijo Zitrin, que agregó: “Este hallazgo también abre una puerta para aprender sobre estrellas del universo primitivo, del que tenemos poca información sobre sus características físicas y su contribución a la ionización temprana del hidrógeno en todo el universo”.
Fuente: ISRAEL21c
Los servicios de Inteligencia de Israel cooperan estrechamente con Ucrania, mientras Kiev sigue enfrentando la invasión de Rusia y está aún interesado en aparatos avanzados de seguridad israelí como el sistema antimisiles Cúpula de Hierro o el polémico software de espionaje Pegasus.
Cupula de Hierro Foto: Portavoz del Ejército de Defensa de Israel
Los servicios de Inteligencia de Israel cooperan estrechamente con Ucrania, mientras Kiev sigue enfrentando la invasión de Rusia y está aún interesado en aparatos avanzados de seguridad israelí como el sistema antimisiles Cúpula de Hierro o el polémico software de espionaje Pegasus.
La Inteligencia ucraniana está «cooperando muy de cerca» con su contraparte israelí, aseguró Andriy Yermak, jefe de la oficina del presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, durante una videoconferencia por Zoom.
Según detalló, Kiev agradece los intentos de mediación entre Ucrania y Rusia del primer ministro israelí, Naftali Bennett, y considera Jerusalén como «uno de los lugares prioritarios» para una posible reunión entre Zelensky y el presidente ruso, Vladímir Putin.
«Ya es hora de que se realice este encuentro de presidentes. La guerra ha durado demasiado tiempo», aseguró Yermak, que agregó que espera que Israel pueda usar su influencia para facilitar un acuerdo de alto el fuego con garantías de seguridad para Ucrania.
A su vez, el principal asesor de Zelensky pidió «un apoyo mayor» hacia Ucrania de Israel, que hasta ha mantenido una postura moderada con Rusia por su acuerdo estratégico con Moscú en Oriente Medio.
Entre otras cuestiones, el Estado judío no ha aplicado sanciones a Rusia, y se ha negado a aportar armas o material defensivo a Kiev.
Israel ha rechazado desde antes de la guerra las peticiones ucranianas para adquirir el sistema antimísiles Cúpula de Hierro, que usó con efectividad el pasado mayo en la escalada bélica con los grupos terroristas islámicos que controlan Gaza, cuando interceptó gran parte de los proyectiles provenientes de la franja.
A su vez, Kiev está interesado en el software de espionaje Pegasus, de la empresa israelí NSO Group, capaz de piratear y acceder a toda la información de teléfonos móviles ajenos. El sistema sembró polémica por el uso que varios países habrían hecho de él para espiar a políticos, disidentes, defensores de derechos humanos o periodistas críticos.
«Hemos comunicado claras expectativas de que necesitamos el Sistema Cúpula de Hierro y otras armas», afirmó Yermak.
En relación a las conversaciones que Ucrania mantiene con Rusia, este aseguró que los contactos siguen siendo difíciles.
Según concretó, Rusia ha suavizado sus demandas, pero la falta de acuerdo entre ambas partes permanece en varios puntos fundamentales.
También remarcó que Kiev descarta hacer concesiones territoriales, pero matizó que está abierto a discutir sobre el Donbás o Crimea.
Fuente : Aurora Digital
EFE y Aurora
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Victor Villasante

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